La semana pasada aprovechando que la temática de todas nuestras Casitas eran las emociones, decidimos hablaros sobre cómo gestionarlas con Disciplina Positiva de la mano de Diana C. Jiménez a quien tuvimos el enorme placer de entrevistar. Si aún no lo has visto, puedes acceder a esa fantástica conversación aquí.
Esta semana dedicamos nuestras actividades en las Casitas a los cinco sentidos, así que hemos pensado que podríamos también centrarnos en ellos en el blog.
El oído, la vista, el olfato, el tacto y el gusto son las primeras funciones que desarrollamos siendo niños. Son absolutamente esenciales puesto que todo lo que conocemos sobre lo que nos rodea, viene de cómo interpretamos los mensajes que perciben esos mismos sentidos.
A medida que los niños van desarrollándolos, su conocimiento progresa enormemente y su construcción del mundo físico y social se amplia. Es por ello que las capacidades sensoriales son indispensables para su correcta evolución.
¿Y qué es lo que buscamos con la educación sensorial? Lo primero y más obvio, mejorar la capacidad sensitiva, fomentar la habilidad para estructurar la información recibida por medio de los sentidos, mejorar la rapidez en estímulo – respuesta y perfeccionar la identificación de ellos mediante el tacto, la vista, el oído, el gusto y el olfato.
Con nuestros bebés de los playgroups damos mucha importancia a este tema y las mesas sensoriales son un absoluto «must» en todas nuestras Casitas pero lo que se nos ha ocurrido es proponeros una serie de ideas para estimular a niños algo mayores (a partir de los tres años). Son actividades sencillas que podéis hacer en casa y para las que no necesitáis materiales complicados sino cosas que ya tendréis a mano.
Para estimular la vista:
Algo tan sencillo como ordenar objetos que tengamos por casa por color o tamaño, reforzará su discriminación visual.
Es ideal también potenciar su habilidad mano – ojo y la motricidad fina y en ese sentido dibujar, colorear o hacer pulseras con abalorios viene muy bien.
Jugar a hacer pompas de jabón o buscar con la manguera un arco iris es también una manera sencilla de estimularla. Hacer juegos de manos con luces y sombras también funciona muy bien y, por supuesto, leerles cuentos para que empiecen a asociar imágenes con textos, desarrollando así, la memoria visual.
Algo tan sencillo como una linterna en una habitación oscura es suficiente para disfrutar de toda una aventura sensorial para los más pequeños.
Para estimular el olfato:
¿Sabías que el olfato está íntimamente vinculado con el centro de las emociones en el cerebro? Para este sentido os recomendamos una actividad que nos gusta especialmente: rellena pequeños vasos de plástico (hierbas, especias, flores, alimentos, incluso productos de higiene cotidiana) y coloca cada olor en dos vasos. Con los ojos vendados, los pequeños tendrán que identificarlos y emparejarlos.
Cuando cocinamos, no nos cuesta nada dejar que nuestros hijos huelan los ingredientes de uno en uno y dejar que nos ayuden a echar las especias. Ellos disfrutan muchísimo de compartir estos momentos con nosotros y guardarán estos recuerdos con cariño.
Para estimular el gusto:
En este caso no podemos dejar de recomendaros cocinar. Ya sabéis lo que nos gusta en la Casita de Inglés (de ahí que forme parte de nuestra metodología en los Home Circle) pero es que además, al final, podéis degustar lo que habéis hecho. En el blog encontraréis muchas recetas. Hace poco compartimos varias de calabaza que podéis hacer ahora que estamos en el mejor momento para consumirlas. Puedes verlas aquí.
Otra de las actividades que podéis hacer para estimular el gusto, es ofrecerles (también con los ojos vendados) varias opciones de sabores diversos y de contraste como dulce, salado, amargo y ácido e intentar que las identifiquen.
Para estimular el tacto:
Una de las actividades que más nos gusta y que es extremadamente sencilla es la del saco mágico. Se trata de meter múltiples objetos en una bolsa de tela, introducir la mano e intentar adivinar sin mirar de qué se trata.
Otra gran actividad maravillosa para estimular el tacto es dejarles experimentar con plastilina, arcilla o slime. Hace poco os compartimos una receta de slime monstruoso para Halloween que puede funcionar muy bien y que a los peques les encanta hacer. Puedes acceder a la receta pinchando aquí.
También podemos estimular el tacto con masajes, una forma estupenda de relajarnos antes de dormir y que además refuerza el vínculo afectivo con nuestros hijos.
Para estimular el oído:
Una de las fórmulas más sencillas para estimular el oído es la música, os proponemos que animéis a vuestros hijos a tocar diversos instrumentos (triángulo, flauta, tambor, ukelele, piano…). Pueden empezar por los más sencillos para ir cultivando poco a poco y de manera natural el gusto por la música.
Otra de las actividades que va muy bien es usar cajitas plásticas (los huevos plásticos que van en el interior de los Kinder Sorpresa son ideales, por ejemplo) y rellenar de diversos objetos: arroz, garbanzos, algodón, trozos de papel… Agitarlos e intentar adivinar de qué están rellenos.
Por supuesto ver películas o series de dibujos en inglés también podría ser otra forma de estimular el oído. En general, ya sabéis que nos parece indispensable exponerlos al acento nativo y además es una manera maravillosa de que no solo estimulen este sentido sino de que aprendan inglés.
Que los niños estimulen los cinco sentidos es esencial para su desarrollo pero es importante también tener en cuenta que sobre estimularlos es totalmente contraproducente.
Hay que adaptar siempre las actividades a su edad y capacidades puesto que si son demasiado complejas y no pueden tolerarlas o procesarlas adecuadamente no solo vamos a conseguir que se frustren y desmotiven, sino que vamos a afectar negativamente a su aprendizaje.
«Children do learn what they live. Then they grow up to live what they’ve learned.»
Dorothy Nolte.