Aprender inglés (o cualquier otro idioma) jugando, cocinando, cantando, haciendo manualidades, yoga o experimentos no solo es más divertido… también es más eficaz. La ciencia lo confirma: cuando disfrutamos, el cerebro aprende mejor.
El poder del aprendizaje a través del juego

Numerosos estudios demuestran que el aprendizaje lúdico estimula la motivación, la memoria y la creatividad. Un artículo de la National Association for the Education of Young Children (NAEYC, 2022) destaca que “el juego es una poderosa herramienta para el aprendizaje porque combina emoción, curiosidad y acción”. Cuando un niño se divierte, está relajado, y en ese estado su cerebro está más abierto a absorber nueva información.
Una revisión sistemática publicada en Early Childhood Education Journal (2023) concluye que los niños que aprenden una segunda lengua a través del juego desarrollan una mayor fluidez verbal y comprensión auditiva, al usar el idioma en contextos reales y significativos.
Aprender haciendo: movimiento, emoción y lenguaje

El cuerpo y las emociones también enseñan. Investigaciones sobre embodied learning (aprendizaje a través del cuerpo) muestran que actividades como cantar, moverse, cocinar o hacer manualidades activan múltiples áreas cerebrales relacionadas con la memoria y la atención (ScienceDirect, 2022). Por eso, cuando los niños crean una receta en inglés o siguen instrucciones para una manualidad, no solo memorizan palabras, las viven.
La importancia de los profesores nativos

Aprender con profesores nativos marca la diferencia. Escuchar el acento, la entonación y las expresiones auténticas desde pequeños favorece una pronunciación natural y una comprensión más profunda de la cultura. Un estudio de Anderson-Hsieh y Koehler (1988, University of California Riverside) demuestra que la exposición temprana a hablantes nativos mejora significativamente la comprensión oral y la producción lingüística.
La Casita de Inglés: pionera en este enfoque desde 2001

En España, La Casita de Inglés ha sido pionera en aplicar este método desde 2001. Mucho antes de que el “aprendizaje experiencial” se pusiera de moda, La Casita de Inglés ya enseñaba inglés jugando, cantando, cocinando, haciendo experimentos y arte, con profesores nativos que logran que los niños aprendan sin darse cuenta.
Durante más de dos décadas, miles de familias han comprobado que su metodología —basada en el juego, la emoción y la creatividad— funciona: los niños adquieren un acento natural, se comunican con confianza y asocian el inglés con momentos felices.
Aprender disfrutando: una inversión para toda la vida

Aprender un idioma debe ser una experiencia viva, no una obligación. Tanto niños como adultos aprenden más y mejor cuando disfrutan, se ríen y se sienten parte activa del proceso. Esa es la esencia del éxito de La Casita de Inglés: enseñar inglés de la forma más humana, natural y divertida posible, demostrando que el juego, el arte y la emoción son las verdaderas puertas del aprendizaje.