El hecho de que se haya demostrado que el Play Based Learning sea mucho más divertido y eficaz no es ninguna sorpresa para La Casita de Inglés. De hecho, este concepto es el pilar básico de nuestra metodología desde hace ya 20 años. Pero es ahora, con las nuevas tecnologías y tras la experiencia del confinamiento, cuando el aprendizaje basado en el juego está en boca de todos. ¿Pero en qué consiste la gamificación y cómo favorece el aprendizaje?

Llamamos gamificación al hecho de adaptar conceptos e ideas del universo de los juegos al mundo real para alentar la realización de tareas o desafíos. Entre los elementos y habilidades que se llevan a cabo se encuentran la competencia, la cooperación, la aplicación de fases o la entrega de premios, etc. En definitiva, consiste en enseñar conceptos a través de juegos.

A simple vista, podría parecer que aportar un toque lúdico a la educación no es más que una forma atractiva de presentar contenido educativo a los alumnos, pero el aprendizaje basado en el juego (ABJ) va mucho más allá. Entre las muchas ventajas publicadas en el artículo Beneficios de la gamificación en la educación de la revista online “Educación 3.0”, queremos destacar las siguientes:

-Capta su atención y mejora su enfoque. La sobreestimulación a la que son sometidos los niños y adolescentes constantemente interfiere directamente en su capacidad de concentración. Los juegos son una forma estupenda de mejorar este enfoque y desarrollar su capacidad de lidiar con la multitarea. 

-Mejora la asimilación entre teoría y práctica. Uno de los aspectos clave del aprendizaje significativo es la capacidad de aplicar lo que el alumno ha escuchado en la parte teórica. ¿Cuántas veces hemos sentido como alumnos que aprendíamos teoría sin un propósito práctico? Cuando se comienza a jugar, el alumno presta mayor atención a la teoría y la aplica de manera natural. 

-Estimula la persistencia. Tanto si ganan como si pierden, los estudiantes tienen voluntad de continuar aprendiendo cuando juegan, pudiendo subir de nivel de dificultad con cada etapa. Como bien sabemos, nuestro cerebro está programado para aprender mediante observación, ensayo y error. Una dinámica que en el ámbito de la educación no siempre se ha presentado de forma evidente hasta la llegada de la gamificación. 

Está claro que  son muchísimas las ventajas de introducir elementos lúdicos para favorecer el aprendizaje, pero para nosotros hay un beneficio que marca la diferencia. Se trata de la manera en la que el juego estimula la participación y la iniciativa colectiva, pues ahí está la clave de las tres destrezas del siglo XXI: el pensamiento crítico, la resolución de problemas y la comunicación. 
Por nuestra parte, si hay algo que hemos aprendido después de tantos años de experiencia enseñando inglés, es que el juego es la mejor forma de desarrollar la fluidez oral. Por este motivo, cuando repetimos nuestra famosa frase “aprenden sin darse cuenta”, lo decimos convencidos. Ya lo decía Jean Piaget: «Los niños y niñas no juegan para aprender, pero aprenden porque juegan».